Ayer llegamos a Isla de los Estados. Vine en este viaje para estudiar las arañas de la isla, y compararla con la fauna del continente. Me interesan sobre todo las especies endémicas de los bosques magallánicos, es decir, que solamente viven en los bosques húmedos del extremo sur de Argentina y Chile. Como toda esta región estuvo mayormente cubierta por glaciares en el pasado, me pregunto dónde habitarían estas arañas durante las glaciaciones. Mi trabajo aqu’í es estudiar el tiempo de evolución de las arañas, y la manera en que ocuparon diferentes regiones y hábitats en concierto con los cambios geológicos y climáticos de la zona. En la distancia todavía se ve la isla grande de Tierra del Fuego a unos 35 km. Me pregunto qué oportunidades tendrán las arañas de atravesar el estrecho de Le Maire.
El primer desembarco en Isla de los Estados lo hicimos en Bahía Flinders, un rato antes de anochecer. Una playa amplia con la marea baja, pero evidentemente cortísima con marea alta: las marcas del mar terminan en un breve zócalo de vegetación rala y enseguida comienza un bosque empinado de canelos y guindos. Las copas de los árboles están esculpidas por el viento en formas aplanadas, y los troncos son tortuosos y deformados, el bosque es abierto debajo de las copas. Hay pisadas de ciervo en la playa y en el suelo del bosque, y ninguna hoja verde a menos de dos metros de altura: hasta donde llegan los ciervos, pienso. Vaya a saber con qué idea trajeron ciervos exóticos a la isla.
Encuentro las primeras arañas bajo troncos caídos y cortezas, cuidando sus puestas de huevos, muchas ya eclosionadas con las arañitas todavía con la madre. Las crías se van a desarrollar durante el año para madurar hacia el verano, y los adultos están llegando al final de su ciclo. El suelo es blando, húmedo. Luego buscamos arañas intermareales en las rocas de la costa, por ahora sin suerte.
Es un lugar remoto, frío, húmedo y lleno de vida. Tengo sensaciones mezcladas; por un lado, la belleza imponente del paisaje, el frío, la llovizna y la soledad; al acercarme, sufro el amasijo que han hecho los ciervos en el bosque.
En la expedición de noviembre de 2014 vinieron mis estudiantes Ivan Magalhaes y Andrés Porta, que colectaron los machos de una especie desconocida de anyphaenida. Voy a tratar de encontrar las hembras! Ahora llueve y aprovecho para escribir esto, con un olorcito increíble que viene de la cocina. La idea es aprovechar al máximo cada desembarco para muestrear y fotografiar arañas, a veces abusando un poquito de la paciencia de Federico que nos lleva y nos trae con el Zodiac. Ya veremos qué arañas aparecen!
-Martin
